jueves, 11 de agosto de 2011

Dar Gracias


Tras 7 días en estado de coma, por fin Simón abrió sus ojos. Aún paralizado, se enteró que se encontraba en una habitación de algún hospital; apenas  lograba repasar con su mirada el lugar, mientras el resto de su cuerpo continuaba ajeno a él. Una lágrima rodaba por su mejilla, entre tanto buscaba en su mente una razón lógica de cómo pasó todo, y solo hallaba recuerdos perdidos, mil preguntas y ninguna respuesta... 

Vio imágenes de dos pequeños niños, de dos ancianos, de una hermosa mujer y de personas trabajando... Necesitaba recordarlo todo, principalmente saber qué estaba pasando, los minutos se tornaban eternos, su mente era solo un collage de imágenes.


Por fin todo se aclaró. Llegó una escena de su vida donde él se levantaba muy temprano y apresurado salía de su casa, lo esperaba una reunión en la oficina; como de costumbre prefería salir en silencio que despedirse de su esposa Liz y sus pequeños Sofía y Daniel, así ellos podrían dormir un poco más antes de ir a la escuela.

Por su importante cargo ejecutivo, Simón manejaba una agenda bastante apretada, incluso sus almuerzos eran de negocios; pero al finalizar el día era bastante exigente con su hora de salida; debía ir a la universidad donde cursaba su post-grado, el cual le abriría mas posibilidades en su compañía y así lograría el tan anhelado ascenso y obviamente podría darle "mejor calidad de vida" a su familia.

Al llegar a casa, Liz reposaba en la sala para ponerlo al tanto de las cuentas por pagar y de lo que había transcurrido en el día, mientras los niños vencidos por el sueño pasarán una noche más sin ver a su padre. 
 
Fin de semana, Simón no puede visitar a sus padres. Para la reunión de los lunes él tiene que entregar un reporte de ventas a la junta directiva, su trabajo es esencial en su vida, es lo último que quiere perder y por ello se esfuerza para ser el mejor.

Así van pasando los años... Simón aún se pregunta por qué Liz se divorció de él... Sofía y Daniel han dejado de ser niños. Sofía se casó y vive en el exterior, Daniel ahora comparte con su padre el mismo tiempo que él le dedicó cuando era niño... 

Simón estaba recibiendo una capacitación en Estados Unidos para su nuevo cargo, allí recibió la noticia de la muerte de sus padres, pero argumentando que él no podía cambiar esto, decidió no viajar al funeral.
Ahora Simón es un exitoso empresario, con su posición e ingresos siempre le dio "lo mejor" a su familia, una casa grande, el carro del año, los mejores colegios, viajes... todo su amor lo demostró a través de las cosas materiales... Acompañado de su soledad y en medio de su vejez, hoy cosecha lo que sembró...
Nos tomamos el tiempo para quejarnos de lo que tenemos, de lo que nos hace falta, de lo que los demás tienen... de todo, de todos y por todo.

Sería mejor DAR GRACIAS que pedir... Gracias por la vida misma, es el regalo divino que hoy tenemos; diariamente mueren miles de personas y nosotros estamos vivos.
La vida, la salud y el amor son la mayor fortuna que tenemos, y compartirlos con nuestros seres queridos es la mejor herencia que podemos dejar.
 Los buenos recuerdos y los grandes momentos se llevan grabados en el corazón.

Sandra Milena Ortiz R.


PUBLICACIÓN MAYO - JUNIO 2011